viernes, 28 de diciembre de 2012

Continuando..

A tres días para la gran cita con el fin de año y yo aún sin nada que ponerme. No sería tan grave, si no llevara un año fuera de casa de mis padres y tuviera que reencontrarme con todo mi pasado de golpe.

Recuerdo el día que me fui como si fuese ayer. Con una maleta y una mochila al hombro, y tres recuerdos en el bolsillo. Juré que no lloraría pero al ver lo que dejaba a tras no podía evitarlo. No podía hacer otra cosa, una vida llena de oportunidades me esperaban en Madrid. Necesitaba cambiar de aires, vivía en un pueblo muy pequeño, y desde que me entere que mi único amor, se había acostado con mi mejor amiga, no podía ni salir de mi casa.

Que ridículo hice, me acuerdo como la llame por teléfono y la pedí que me acompañara hablar con la chica desconocida que creía que se estaba tonteando con mi chico. Llegamos dónde habíamos quedado, me pidió la chica desconocida quedarme sola con ella, y cuando me dijo que ella no había hecho nada con mi chico, pero que conocía a alguien que si lo había hecho… De repente me sentí como si me hubiera quedado sorda cuando salía de la boca de la chica desconocida “Ha estado con ella, con tu amiga”. El mundo se me paro de repente, y yo giraba en torno a él.

 
No recuerdo cómo reaccioné, sólo sé que necesitaba salir corriendo cuándo vi a Marta, mi amiga, con la cabeza gacha, confirmando lo que la joven desconocida me había dicho. Entonces corrí, sin mirar hacia tras, corrí hasta encontrarme en con un callejón y romperme a llorar.

 
Dos horas después, cuando terminé de sentir lastima conmigo misma, rabia por como me la había jugado la que yo consideraba mi mejor amiga, y como el cabrón que unos días antes me había jurado amor eterno, regrese a mi casa, intentando disimular las lágrimas, me metí en mi habitación, rompí a llorar y le escribí un mensaje de texto a Raúl. “Lo se todo. Te odio” Se el mensaje queda de quince añera y yo ya he alcanzado la veintena, pero sentí tanta tanta rabia…

 
Unos días después, hable con mi madre, y la conté que me iba a Madrid. Ella como si lo supiera, no me pidió explicaciones me pregunto como iba a vivir, y le conté que tenía dinero ahorrado para sobrevivir un tiempo si no encontraba trabajo. Me dio un beso en la frente, y yo me dispuse a coger un billete, y buscar un alojamiento.


De todo eso, ya ha pasado un año. Hoy no siento rencor, solo pensamientos de estar lo más guapa posible para dar en los dientes a todos los que me hicieron daños. Jeje

No hay comentarios:

Publicar un comentario